Antecedentes de las Comunidades
Autónomas
Desde 1978,
el territorio de España se encuentra dividido en Comunidades Autónomas.
Actualmente, todo el territorio se encuentra dividido en diecisiete comunidades
autónomas y dos ciudades autónomas. Esta división no ocurrió de una vez, pues
tuvieron que pasar cinco años hasta que todas las comunidades autónomas se
formaron, y hasta 1995 no se crearon las ciudades autónomas. Sin embargo,
aunque durante el Franquismo (1936/1939 – 1975) no hubo ninguna zona con
autonomía (salvo Guinea Ecuatorial desde 1963 hasta su independencia en 1968),
a lo largo de la historia, en el territorio que actualmente se encuentra
España, ha habido múltiples divisiones administrativas, comparables a las
actuales autonomías en el aspecto en que tenían competencias (a veces muy
amplias), aun perteneciendo a un Estado central.
A
continuación, se explicarán brevemente las distintas denominaciones que han
tenido estas divisiones históricas: Provincias (romanas), ducados, valiatos,
emiratos, coras, reinos, intendencias…
Durante la
dominación romana (siglo III a.C. - siglo V a.C.)
Roma entró
en la Península Ibérica en el siglo II a.C., con motivo de la Segunda Guerra
Púnica, para conquistar el territorio bajo control de la República de Cartago.
Poco a poco, la República de Roma y el consiguiente Imperio Romano se adueñaron
de la totalidad de la Península y de Baleares.
A lo largo
de la dominación romana de lo que hoy es España, el territorio se dividió en Provincias.
Estas provincias variaron en el tiempo, estaban gobernadas por un procónsul y
posteriormente por un pretor. Se pueden comparar estas provincias con las
autonomías, por el hecho de que tenían una administración muy independiente de
Roma, salvo por asuntos militares y poco más. Augusto, Caracalla y Diocleciano,
entre otros, fueron los principales divisores de este territorio en diferentes
provincias. Sertorio llegó a independizar durante un corto período el
territorio, durante catorce años, en el siglo III d.C., Hispania perteneció al
Imperio Galo, siendo la Península un territorio autónomo de este breve Estado.
Invasiones
bárbaras (siglo IV – siglo VIII)
A finales
del Imperio Romano, muchos pueblos bárbaros entraron en la Península Ibérica,
germanos (suevos y vándalos) e iranios (alanos). Roma pidió ayuda para luchar
contra estos reinos a los visigodos, también germanos, y éstos, bien por
invasiones, bien por cobros en tierras, ocuparon la Península casi totalmente,
creando el Reino de Tolosa y, posteriormente, el Reino de Toledo. Otro pueblo
germano, los francos, llegaron por el Norte hasta el Ebro, y en el siglo VI, el
Imperio Bizantino ocupó el Sur de la Península, creando la Provincia de Spania.
Leovigildo, en el siglo VI logró tomar toda la Península, derrotando a los
francos y bizantinos, no teniendo el poder de Baleares.
Durante la
dominación visigoda y sueva surgió una nueva división administrativa bastante
independiente del Estado central, el Ducado, gobernado por un duque.
Varias fueron las divisiones que se efectuaron durante tres siglos, algunas son
desconocidas hoy en día al no haber suficientes datos historiográficos
procedentes de fuentes primarias.
Dominación
musulmana (711 – 1492)
Cuando los
musulmanes ocuparon el Reino de Toledo, toda la zona que conquistaron
pertenecía al Califato de Damasco. Dado que este territorio, al que llamaron
Al-Ándalus, era tan lejano a la capital, tuvo una grandísima autonomía, siendo
primero configurado el Valiato de Al-Ándalus y después el Emirato de Córdoba.
Hay que recalcar que dicho emirato era dependiente de Damasco. Este emirato se
independizó posteriormente y tuvo una nueva división semejante a las
autonomías, la Cora. El Emirato de Córdoba pasó a denominarse en tiempos
de Abderramán III Califato de Córdoba, posteriormente fue dividido en reinos
menores llamados taifas, luego ocupado el territorio por el Imperio Almorávide
y después por el Imperio Almohade, y vuelto a ser dividido en taifas, que
fueron poco a poco conquistadas por los reinos cristianos hasta la caída del
Reino de Granada en 1492. Pues bien, todos estos emiratos, valiatos, califatos,
imperios y taifas, tuvieron coras.
Reconquista
(718 – 1492)
Paralelamente
a la presencia musulmana en España, distintos reinos cristianos fueron
surgiendo y expandiéndose progresivamente. Fueron múltiples los estados
independientes que hubo desde el siglo VIII hasta el siglo XV, con diversas
divisiones y tipos de divisiones a lo largo del tiempo.
Debe
mencionarse que los dos reinos mayores en extensión, la Corona de Castilla y
León y la Corona de Aragón, aglutinaron reinos menores (León, Valencia,
Mallorca, Toledo…) que mantuvieron sus instituciones, aun perteneciendo a un
reino mayor. Estos casos son comparables a las modernas comunidades autónomas,
pues, pese a que por ejemplo en el Reino de Galicia y en el Reino de Toledo
tuvieran el mismo ejército, algunas leyes comunes, etc. no obstante, en Galicia
y en Toledo circulaban monedas diferentes, se hablaban distintas lenguas, los
tributos eran también distintos… se podría decir incluso que esos reinos tenían
mayores competencias a las actuales autonomías.
Siglo
XVIII
Después
de las diferentes unificaciones de reinos, el descubrimiento de América, el
aumento de las colonias y la creación de la Monarquía Hispánica, siguieron
prevaleciendo como divisiones los llamados consejos, correspondiendo cada uno a
un reino antiguo. En América se crearon virreinatos, donde la figura del virrey
sustituía al rey en esos territorios, debido a la lejanía entre éstos y la
metrópoli.
En
1.720 el Borbón Felipe V, y después sus sucesores Fernando VI y Carlos III, confeccionan
algo muy similar a lo existente en ese momento en Francia, y también, en cierta
medida a las comunidades autónomas, las intendencias. Dividieron el territorio
español en veinte intendencias: La Coruña,
León, Valladolid, Burgos, Pamplona, Zaragoza, Barcelona, Salamanca, Ávila,
Guadalajara, Toledo, Madrid, Ciudad Real, Valencia, Mérida, Sevilla, Córdoba,
Granada, Palma y Santa Cruz de Tenerife. A cada una de ellas le correspondían
varias provincias, pero era un sistema muy complejo e irregular, dado que
dichas provincias cambiaban constantemente y no tenían un territorio
uniformado, sino que se componían de múltiples enclaves y exclaves geográficos.
A finales del siglo XVIII se decidió
crear las provincias marítimas, nada parecido a las comunidades autónomas, pero
debe mencionarse este hecho, ya que se desgajaron de las intendencias a las que
pertenecían. Estas provincias siguen existiendo en el ámbito marítimo, con
ligeras modificaciones.
Principios del siglo XIX
En la historia de España el siglo XIX es
una época de copiosos y radicales cambios, tanto políticos, como literarios,
históricos, geográficos, religiosos… En la Guerra de Independencia Española
(1.808-1.814) hay quien ve la creación de España como nación. No obstante, a
partir de entonces no fue todo equilibrio y paz, numerosos regímenes políticos,
revoluciones, constituciones y gobernantes cambiaron todo el sistema cada poco
tiempo y eso también afectó al modelo de administración geográfica del territorio
español.
Durante el reinado de José I se decidió
centralizar el Estado, siguiendo el modelo francés, por lo que esta época fue
el tiempo con menos territorios autónomos. Se decidió que todas las decisiones
fueran tomadas desde la capital, siendo eliminados todos los consejos e
instituciones del Antiguo Régimen. Se crearon cuarenta y dos prefecturas, algo
semejante a los departamentos franceses y Cataluña fue anexionada a Francia,
dividiéndose en departamentos. Salvo en Cataluña, debido al estado de guerra,
no se llegó a aplicar este sistema y las Cortes de Cádiz de 1.812 no apoyaron
tampoco la división de España en prefecturas.
Fernando VII
(1814 - 1833)
Tras la Guerra de Independencia, pese a
que las Cortes de Cádiz rompieron con el Antiguo Régimen y también con el sistema
impuesto por José I Bonaparte, Fernando VII siguió el sistema de las
intendencias, dividiendo esta vez al Reino en veintinueve intendencias, a la
manera de sus ancestros.
En el llamado Trienio Liberal
(1.820-1.823), se divide el territorio nacional en provincias, sin englobarse
en ninguna división administrativa que se pueda comparar a las actuales
autonomías.
Isabel II (1.833-1.868)
El reinado de Isabel II (1.833-1.868) supuso
una época de transición entre el Absolutismo y el Parlamentarismo. Durante su
reinado hubo diversas regencias y numerosos cambios de gobierno, por lo que fue
un período de abundantes cambios políticos y reformas que, junto a otros
motivos, dieron lugar a varios conflictos bélicos.
En 1.833 Javier de Burgos llevó a cabo
una división territorial en provincias que prácticamente se ha mantenido
intacta hasta nuestros días. Dividió España en varias regiones que aglutinaban
varias o una provincia cada una, semejantes a las actuales comunidades
autónomas en cuanto a sus límites, pero no en cuanto a las competencias, pues no
tenían mayor valor estas regiones que el de facilitar la información
geográfica.
Esta falta de autonomía de las regiones
y el centralismo en que ello desembocó, dio lugar a que el Carlismo tuviera
apoyos en las regiones que habían gozado desde siempre de sus propios fueros,
sobre todo en las zonas que habían pertenecido al histórico Reino de Navarra
(Navarra y País Vasco). Estas guerras civiles significaron grandes gastos para
la economía española que tuvieron que ser complementados con ingresos derivados
de expropiaciones y abandono de zonas hispanoamericanas donde había guerras de
independencia.
En 1.847 hubo un proyecto de dividir
España en once Gobiernos Generales, lo que hubiera sido un tipo de Estado de
las Autonomías primitivo.
En 1.852 hubo otro proyecto similar que
no salió adelante, dividiendo a España en: España uniforme, España Incorporada,
España Foral, Posesiones de África y España Colonial.
Primera República Española y
Restauración (1873 - 1923)
En 1.873 se proclamó la Primera
República Española, de muy breve duración, pero con intensos cambios políticos.
Se compuso una constitución, la
Constitución de 1.873, que no se llegó a aprobar por la brevedad de la
República. Se atribuye a Emilio Castelar la división que propone de España en
dieciocho estados, por lo que en este caso, las autonomías hubieran tenido el
nombre de Estados, como ocurre en diversas repúblicas federales como Estados
unidos de América o la República Federal Alemana.
Aparte del problema de los múltiples y breves
cambios de gobierno, guerras en Cuba y la Tercera Guerra Carlista, la República
fracasó por la llamada Revolución Cantonal, cuando varias ciudades se llegaron
a declarar estados autónomos o estados independientes, como fue el caso del
cantón de Cartagena, que llegó a emitir su propia moneda (duro cantonal) y
sufrió un largo bombardeo.
A finales del siglo XIX España estaba
compuesta por su actual territorio, Filipinas, Cuba, Puerto Rico, varias islas
en el Océano Pacífico, Norte de Marruecos, y zonas costeras en Guinea
Ecuatorial. Por lo tanto, España mantenía aún un pequeño imperio colonial con
dominios muy lejanos de la metrópoli, por lo que, en esas zonas empezó a haber
movimientos independentistas y autonomistas. Sin embargo, España pierde en 1.898
el dominio de sus posesiones en el Caribe y Pacífico, debido a los conflictos
con Estados Unidos, aliados de los independentistas que pedían una mayor
autonomía.
SIGLO XX
A
principios del siglo XX comenzaron los nacionalismos periféricos a reclamar su autonomía,
pues el Estado era centralista. Cataluña, Galicia y País Vasco empezaron a
tener una progresión económica superior a la media por ser zonas muy
industrializadas, y allí surgieron muchos movimientos que se quejaban
principalmente de que las ganancias no se quedaban en dichas zonas, sino que
iban a Madrid.
En
1.914, debido a la presión de las diputaciones provinciales catalanas al
gobierno y, para que éste tuviera su apoyo, se permitió la creación de la
Mancomunidad de Cataluña, una especie de comunidad autónoma con algunas
competencias propias. Sin embargo, los catalanes aún no quedaron satisfechos y solicitaron
mayor autonomía, proyectando un estatuto. Sin embargo, en 1.923, durante la
Dictadura de Primo de Rivera, la Mancomunidad de Cataluña fue suspendida.
En
1.931 se proclamó la Segunda República Española, cuya constitución, la
Constitución de 1.931, contempló la opción de que las regiones se constituyeran
como autonomías. Lo lograron sólo Cataluña y el País Vasco, estando a punto
también Galicia, que no lo consiguió debido al estallido de la Guerra Civil
Española en 1.936, cuando Galicia quedó bajo control de las tropas golpistas.
Cataluña se proclamó independiente durante un tiempo en 1.934 al no reconocer
el gobierno de la CEDA.
GUERRA
CIVIL ESPAÑOLA
En
este período (1.936-1.939) hubo en la zona republicana varios conflictos
internos. Por ejemplo, en zonas de Aragón antifranquistas, hubo gobiernos
autónomos autogestionados, o el caso del Consejo Soberano de León y Asturias,
que fue un estado independiente.
FRANQUISMO
(1.936/1.939-1.975)
Durante
la dictadura del general Franco, todos los logros autonómicos conseguidos
terminaron. El sistema regionalista previo a la Segunda República Española fue
restaurado, por lo que en este período, en principio, no hay nada de que decir
acerca de las autonomías en España.
En
esta época sólo cabe mencionar el caso de la entonces llamada Guinea Española,
la actual Guinea Ecuatorial. En los años cincuenta y sesenta, por petición de
la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, se llevó a cabo por la ONU el
Comité de Descolonización. Franco recibió mucha presión para que abandonara el
dominio en Guinea Ecuatorial. En 1.963 hubo en Guinea un referéndum de
autonomía, en el que el Sí ganó, creándose la llamada Comunidad Autónoma de la
Guinea Ecuatorial, el único caso que existió durante el Franquismo. En 1.968,
se independizó el territorio, creándose la República de Guinea Ecuatorial.